¿Qué contratas cuando contratas diseño?

 

Cómo el design thinking redefine la relación empresario-diseñador en torno a un proyecto común para lograr procesos de licitación más transparentes, eficientes y justos.

Por Roberto Concha

Socio Director de Procorp y Ex Presidente Chile Diseño

 
 

Supongamos que ocupas una posición de liderazgo en una organización. Supongamos también que no has enfrentado aún la necesidad de contratar servicios de diseño para tu empresa. Podríamos deducir entonces que el diseño no forma parte (aún) de tus decisiones estratégicas por lo que delegas esta función a alguno de tus colaboradores.


Y es que el valor que le asignas a esta disciplina, probablemente, se limita a ciertas contribuciones de carácter “cosmético” y que con toda seguridad llegarán en una etapa bastante tardía en el desarrollo de un proyecto.


Pero, ¿qué ocurre cuando se necesita resolver un problema más crítico y complejo, como la creación de una marca y su sistema de identidad visual, el desarrollo de un modelo innovador de experiencia de servicio o el diseño integral de una tienda modelo. O si lo que está en juego es crear una solución para agregar valor de uso por medio de un empaque, redefinir la experiencia de visita a un centro médico, o transformar tus espacios de trabajo en un ambiente estimulante que exprese los valores de tu marca.

En escenarios como este, el diseño surge como un aliado estratégico clave y, por lo mismo, se recomienda que su gestión escale al más alto nivel posible de la organización.

Hoy sabemos que existe una relación directa entre el éxito de las marcas más valoradas y la incorporación temprana de diseño en la materialización de su propuesta de valor.

 
 

Esto lo confirman marcas líderes en el mundo que reconocen que el diseño es una inversión y no un gasto -Apple, Google, Facebook, IBM, Netflix, Tesla- y que el diseño es un eje central en su estrategia de producto o servicio, y no un derivado.

El diseño entonces sí es estratégico y determinante para competir, y la evidencia lo demuestra. En ese sentido, al momento de elegir una consultora de diseño, ¿confiaremos el proceso de selección al área de compras?, ¿le daremos la oportunidad como favor a un viejo conocido o nos guiaremos por alguna recomendación de personas bien intencionadas, pero inexpertas ? Y si es así, ¿estaremos dispuestos a tomar el riesgo de invertir poco y asumir los costos de decisiones que eventualmente afectarán el desempeño del negocio? Probablemente, no.

 
 

Entonces, ¿por dónde empezar?

Cómo licitar, a quién invitar, cómo escoger, cuánto invertir. A partir de estas dudas, Chile Diseño —la asociación gremial de empresas de diseño de Chile—, identificó una oportunidad para aportar valor, tomó el desafío y se propuso la creación de una herramienta para apoyar, de forma simultánea, a empresarios (mandantes) y diseñadores (oferentes), recomendando a cada parte una forma óptima de llevar un proceso de licitación para proyectos y asesorías de diseño.

Así, la asociación trabajó en la creación de una Guía de Buenas Prácticas en Procesos de Licitación, instrumento que busca ser una ayuda práctica para lograr procesos de licitación más transparentes, eficientes y justos, abriendo a ambas partes los procesos que ocurren “en la otra vereda” y durante una misma secuencia, creando por primera vez un efecto espejo que permite empatizar con la contraparte y considerar todos los recursos necesarios para obtener un resultado óptimo.

Este instrumento, inédito en nuestro medio, fue creado luego de un extenso proceso de trabajo donde se involucraron tanto las empresas mandantes como las consultoras y estudios asociados a Chile Diseño, quienes colaboraron a través de metodologías del Design Thinking para identificar los conflictos y quiebres más habituales, estableciendo 6 puntos claves dentro de un proceso de licitación y sus principales recomendaciones en base a la experiencia de ambas partes y a algo a veces tan escaso: el sentido común.

Los diseñadores están muy conscientes de que si no proponen soluciones, serán parte del problema. Pues bien, se han hecho cargo y los resultados ya se pueden ver y están disponibles para todos quienes quieran sumar el diseño a su caja de herramientas estratégicas.



Redefinamos juntos la relación empresa-diseño con esta Guía de Buenas Prácticas. Estás a un click de ella y de resolver el viejo dilema: ¿qué contratas cuando contratas diseño?

 
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